Existen muchos trucos y remedios para mejorar tu recuperación tras un duro entrenamiento, por ejemplo: una completa sesión de estiramientos o un masaje en la zona dolorida. Sin embargo, hay una manera natural aún más eficiente de mejorar esa recuperación.
Después de un entrenamiento exigente -tanto para tus músculos como para tus articulaciones-, no hay nada mejor que utilizar el frío para mejorar la recuperación de las piernas. El hielo es un antiinflamatorio natural que impide que aquellos músculos o zonas que han sido más solicitadas durante la carrera sufran una inflamación excesiva. Un baño frío (sumergiendo las piernas en agua) durante unos diez minutos ayuda a reducir la inflamación muscular y cualquier molestia que sufras en los pies producida por la carga de entrenamiento.
CRIOTERAPIA
La crioterapia consiste, básicamente, en la inmersión en agua más comúnmente conocida como “baños de hielo”, se trata de un método efectivo que puede acelerar la recuperación muscular para poder afrontar la próxima sesión con un mejor rendimiento, consiguiendo una mejor adaptación corporal a las exigencias del entrenamiento o competición venidera.
Introduciendo las piernas bajo el agua fría, comprimirás los vasos sanguíneos y disminuirás la actividad metabólica, lo que reducirá la hinchazón y regenerará esas microroturas producidas en el tejido muscular. Cuando el cuerpo entra en contacto con el agua fría, se acelera el torrente sanguíneo, lo que ayuda al sistema linfático a reciclar todas las células muertas causadas por la carga del entrenamiento, es decir, ayudan a eliminar los desechos metabólicos presentes en los músculos.
¿QUÉ EFECTOS TIENE?
Entre los principales efectos de esta técnica destacan: disminuir la inflamación, mejorar la circulación sanguínea, disminuir el dolor, disminuir la temperatura corporal, disminuir los espasmos musculares, aumentar la consistencia de los tejidos, mejorar el metabolismo y eliminar las sustancias de desecho producidas durante el ejercicio físico.
¿CÓMO ES MEJOR APLICARSE EL HIELO?
Lo mejor es que hagas inmersiones completas en la bañera, aunque se pueden usar bolsas cargadas de hielo o geles (el efecto no será exactamente el mismo). Los beneficios obtenidos en estos baños helados pueden disminuir el riesgo de lesiones y mejorar el rendimiento en posteriores sesiones mucho más allá que utilizando simples bolsas localizadas en determinadas zonas musculares.
BAÑOS DE CONTRASTE
El calor también puede ser un gran aliado a la hora de mejorar la recuperación muscular.
El hielo, combinado con el calor, te puede ayudar a aumentar el flujo sanguíneo a nivel muscular, de esta manera llegarán más nutrientes a tus células y se acelerarán los procesos de regeneración muscular. Lo ideal es aplicar técnicas de crioterapia justo al terminar la sesión de entrenamiento y, pasadas un par de horas, aplicar los baños de contraste: 2 minutos agua caliente + 2 minutos con agua fría, así hasta 10 minutos (aunque no hay reglas escritas respecto al tiempo de exposición, puedes ir aumentando el tiempo, progresivamente, según tu nivel de adaptación particular).
Antes de probar estos métodos de recuperación tan gélidos, consulta a tu médico pues existen contraindicaciones si padeces problemas cardiovasculares, si tienes hipersensibilidad al frío, si eres hipertenso, etc. Ya sabes, ante cualquier duda, pide cita y sal de dudas. Por lo contrario, si tienes la seguridad de que puedes hacer esta práctica sin ningún problema, te puedes leer tranquilamente nuestros artículos mientras te tomas un baño bien frío.
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